Los apóstoles se reunieron otra vez con Jesús, y Le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y Jesús les dijo: -Veníos a un lugar tranquilo, a descansar un poco de tiempo. Porque había tanto jaleo que no podían encontrar tiempo ni para comer. Así es que se marcharon en la barca a un lugar solitario ellos solos. Pero muchos los vieron marcharse, y los reconocieron; y fueron corriendo juntos de todos los pueblos de por allí, y se les adelantaron. Cuando Jesús desembarcó, vio una gran multitud, y se Le conmovieron las entrañas de piedad, porque Le parecían como ovejas que no tenían pastor; y Se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando los discípulos volvieron de su misión, informaron a Jesús de todo lo que habían hecho. Las multitudes a la expectativa eran tan insistentes que Jesús y los Suyos no tenían tiempo ni para comer; así es que Jesús les dijo a los apóstoles que fueran con Él a un lugar solitario al otro lado del lago para tener tranquilidad y descansar un poco de tiempo.
Aquí vemos lo que podríamos llamar el ritmo de la vida cristiana. La vida cristiana es un constante entrar en la presencia de Dios desde la presencia de la sociedad, y salir de la presencia de Dios a la presencia de nuestros semejantes. Es como el ritmo del descanso y el trabajo. No podemos trabajar a menos que tengamos un tiempo de descanso; y el sueño no nos vendrá a menos que hayamos trabajado hasta cansarnos.
Hay dos peligros en la vida. El primero es el peligro de una actividad demasiado constante. Ninguna persona puede trabajar sin-descansar; y ninguna persona puede vivir la vida cristiana a menos que se tome tiempo con Dios. Bien pudiera ser que todos los problemas de nuestras vidas estuvieran en que no Le damos a Dios la oportunidad de hablarnos, porque no sabemos estarnos quietos y escuchar; no Le damos tiempo a Dios para recargar nuestras energías y fuerza espiritual, porque no apartamos un tiempo para esperar en Él. ¿Cómo podremos asumir las cargas de la vida si no tenemos contacto con el Que es el Señor de toda la vida? ¿Cómo podremos hacer la obra de Dios a menos que sea con las fuerzas que Dios da? ¿Y cómo podremos recibir esas fuerzas si no buscamos en tranquilidad y a solas la presencia de Dios?.
Segundo, existe el peligro de retirarnos demasiado. La devoción que no desemboca en la acción no es la verdadera devoción. La oración que no desemboca en las obras de servicio no es la verdadera oración. No debemos nunca buscar la comunión con Dios a fin de evitar la comunión con nuestros semejantes, sino para prepararnos mejor para ella. El ritmo de la vida cristiana es el encuentro alternativo con Dios en el lugar secreto y con nuestros semejantes en los diversos campos de la actividad humana.
Pero el descanso que Jesús buscaba para Sí mismo y para Sus discípulos no tendría lugar. Las multitudes vieron marcharse a Jesús y a Sus hombres. En este lugar determinado, el lago no tiene más que seis kilómetros de ancho yendo en barca, y quince kilómetros por tierra, rodeando el lago por la parte superior. En un día sin viento, o con viento contrario, se podría necesitar un cierto tiempo para cruzar en barca, y una persona que anduviera deprisa podría rodear el lago a pie y llegar antes que la barca. Eso fue lo que sucedió aquel día; y cuando Jesús y Sus hombres desembarcaron al otro lado, la misma multitud de la que se habían querido retirar para estar tranquilos un tiempo los estaba esperando allí.
Cualquier persona corriente se habría molestado mucho. El descanso que Jesús deseaba y necesitaba y se había ganado con creces se Le negaba. Le invadían Su intimidad. Cualquier persona normal se habría enfadado, pero Jesús Se conmovió de misericordia: por la condición lastimosa de la multitud. Los miró; iban desesperadamente en serio; querían tanto lo que Él solo les podía dar; Le parecían como ovejas que no tuvieran pastor. ¿Qué quería decir con eso?
(i) Una oveja son pastor no puede encontrar el camino. Dejados a nosotros mismos, nos perdemos en la vida. El doctor Caims hablaba de personas que se sienten como < chiquillos en la lluvia.» Dante tiene un verso en el que dice: < Me desperté en medio del bosque, y estaba oscuro, y no se veía ningún camino.» La vida puede llenarnos de confusión. Puede que nos encontremos en un cruce de caminos, y no sepamos cuál tomar. Es solamente cuando Jesús nos guía y nosotros Le seguimos cuando podemos encontrar el camino:
(ii) Una oveja sin pastor no puede encontrar pastos ni agua. En esta vida tenemos que buscar sustento. Necesitamos fuerzas para seguir adelante; necesitamos inspiración para elevarnos por encima de nosotros mismos. Cuando buscamos estas cosas en otro sitio, nuestra mente sigue insatisfecha, nuestro corazón inquieto, nuestra alma en ayunas. Sólo podemos obtener las fuerzas para la vida del Que es el Pan de la Vida.
(iii) Una oveja sin pastor no tiene defensa frente a los peligros que la acechan. No se puede defender ni de los ladrones ni de las fieras. Si la vida nos ha enseñado algo es que no podemos vivir solos. Nadie se puede defender a sí mismo de las tentaciones que le asedian y del mal del mundo que le ataca. Sólo en la compañía de Jesús podemos caminar por el mundo y librarnos del mal. Sin Él no tenemos defensa; con Él estamos a salvo.
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